Nostalgia del verano....
Cerdeña como una infancia. Elio Vittorini
Yo sé qué significa ser feliz en la vida, y la bondad de la existencia, el gusto de la hora que pasa y de las cosas que se tienen alrededor, aun sin moverse, la bondad de amar esas cosas, fumando, y una mujer en ellas. Conozco la alegría de una tarde de verano leyendo un libro de aventuras de caníbales, semidesnudo en una chaise-longue ante una casa en la colina que mira al mar. Y muchas otras alegrías a la vez: estar en un jardín al acecho y escuchar cómo el viento mueve apenas las hojas (las más altas) de un árbol; o en un arenal sentir agrietarse y derrumbarse una infinita existencia de arena; o en el mundo poblado de gallos levantarse antes del amanecer y nadar, solo en toda el agua del mundo, cerca de una playa rosa. Y no sé qué es lo que pasa por mi rostro en esas felicidades mías, cuando siento que viviendo se está tan bien: no sé si una dulzura soñolienta o más bien una sonrisa. ¡Pero cúanto anhelo de poseer cosas! No sólo mar o sol, ni sólo una mujer y el corazón de ella bajo los labios. ¡También tierras! ¡Islas! Puede encontrarme en mi calma, a cubierto, en mi habitación, donde la ventana ha quedado abierta de par en par toda la noche, y de repente despertarme con el ruido del primer tranvía matutino; no es nada: un tramvía, un carricoche que rueda, per el mundo está desierto alrededor y en ese aire recién creado todo es distinto de ayer, desconocido para mí, y una nueva tierra me asalta.
Etiquetas: libros
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